diumenge, 20 de juny del 2010

Cuánta mezquindad


En su momento político más bajo Catalunya afronta los desafíos más difíciles


Jordi Barbeta | LA VANGUARDIA 20/06/2010
Dice un cuento antiguo que érase una vez un rey inmensamente rico que tenía dos hijos muy envidiosos. Para ponerlos a prueba, les anunció que estaba dispuesto a concederles el mejor de sus deseos, pero con una condición. Obtendría el deseo el primero de los hermanos que formulara su petición y al segundo le daría el doble de lo que hubiera solicitado el primero... Ninguno se decidía a hablar esperando que empezara el otro, hasta que el rey obligó a uno de ellos a formular su deseo. Y este respondió: "Deseo, padre, que me arranque un ojo"... El relato ilustra la filosofía que está inspirando la política catalana en este triste, sucio y desgraciado final de legislatura. En su desesperación, el tripartito ha renunciado a reivindicarse a sí mismo. En vez de convencer a la gente de que vote a los partidos de la coalición, está centrando todos sus esfuerzos en disuadir a la gente de votar a sus adversarios. Parecen dispuestos incluso a perder un voto con tal de que CiU pierda dos. La desafección de la gente se ha convertido en un objetivo político en sí misma.

En general los gobiernos aprovechan el final de mandato para inaugurar escuelas, hospitales y polideportivos, infraestructuras varias y festivales de verano. Pero hay poco que inaugurar, la crisis se extiende como la mancha de petróleo de BP en el golfo de México, y la gente no está para fiestas. Y en estas circunstancias, la estrategia principal de la coalición que integra el Govern de Catalunya ha sido crear esa comisión de investigación parlamentaria sobre la financiación del primer partido de la oposición. Es una iniciativa insólita que no sólo el director de la Oficina Antifrau ha desacreditado, sino que hasta dos de los consellers del tripartito que todavía tienen vergüenza la han desautorizado públicamente. Y encima estalla el follón del hotel del Palau... Aun así, algunos dirigentes del tripartito no consideran que les haya salido el tiro por la culata. Primero, porque no todos los socialistas son amigos del alma (a algunos se les escapa la risa estos días). Y segundo, porque la sensación de que todo está podrido perjudica al conjunto, pero no afecta a quien ya ha perdido todos los votos que podía perder... En fin, todo muy mezquino.

La politiquería es un mal inevitable, pero lo trascendental es que Catalunya atraviesa uno de los momentos políticos más bajos desde la muerte de Franco, justo cuando se enfrenta a los retos más difíciles de su historia reciente. Todo apunta a que esta semana o la que viene se va a consumar la derrota política del Estatut, mientras que la crisis económica y la aplicación de las reformas aseguran una conflictividad social al alza. Alguien tendrá que responder, y nadie sabe quién ni cómo.